viernes, 22 de agosto de 2008

parte III

A la mañana siguiente, cuando todos regresaban a sus labores cotidianas, la princesa se escabulló entre las escaleras que llevaban al sótano dónde había dejado a su nuevo amigo la noche anterior.
- ¿Dónde estás? ¿Hay alguien por aquí?

Se movieron los estantes y el polvo hizo estornudar a Katherine. Al sonido le sucedió la aparición del elfo.

- Estoy aquí, no me iré hasta llegar a usted, nuevamente.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de la niña-

- Quiero saber a que secreto te referiste ayer.
- Le diré todo, solo le pido paciencia.

Ambos, princesa y elfo, se sentaron en el piso sobre una manta vieja y corroída por el paso del tiempo.

- Muchísimo tiempo atrás, hace mucho, mucho antes de que los reyes fueran dos y antes de que Anabeth fuera reina, aquí, en palacio, vivía también un hijo no reconocido del rey. El patriarca, solo nombró como sucesor a su tátara-tátara abuela, creando entre lso vástagos una rivalidad incalculable.
- Rodolfo…sí, así se llama el ‘hijo negado’. El hizo pacto con seres malignos y fuerzas oscuras del más allá, entre las artes prohibidas, trató de asemejarse a un dios ante la impotencia de no asumir la corona.
- Hizo muchas cosas malas, causó destrucción y guerras en las tierras del rey.
- ¡Quería matar a la nueva reina! Tenía la sangre muy fría, era calculador e insensible.
- Durante muchos años hizo del reinado de Anabeth un verdadero suplicio. Realizó las destrucciones más grandes que jamás haya visto.
- ¿Y que pasó? Preguntó inquieta nuestra princesa. ¿Por qué nunca me comentaron mis padres respecto a mi tío?
- Porque tanto la desaparición de él, como la de Anabeth, fue un gran misterio durante siglos…hasta hoy, que contaré lo que en verdad sucedió. Yo sé como ocurrió, yo sé como fueron los hechos. Todo esta aquí.
- ¿Aquí? ¿Dónde? Katherine no comprendía lo que quería decir su nuevo y extraño amigo.
El tiempo transcurría y la curiosidad de la princesita crecía con él. ¿Qué habría sucedido?
El deber principal del elfo era proteger la vida de Katherine, esa era su misión-
Antes de la tan misteriosa desaparición de ambos hermanos, y del desastre de palacio y de sus tierras; Rodolfo había jurado venganza ante todos los sucesores de la corona: hijos e hijas de reyes, sobre todo los primogénitos.
Katherine era hija única, heredera universal de la corona y del, ahora, tan hermoso reino. Con el tiempo, las cosas habían vuelto a la normalidad: el pueblo, la gente, las vida en palacio –exceptuando, claro, los cánticos del elfo.
Sin embargo, cada vez que se heredaba la corona, el segundo hermano, por una razón u otra, era quien dirigía el reino, ya que de un momento a otro, el primer hijo, nombrado por el rey, caía misteriosamente enfermo y moría. El pueblo creía que era algo normal , causado por las pestes y enfermedades de la época; ignoraban que tras el fatal hecho se escondía la más grande de las maldiciones.

No hay comentarios: